Mi nombre es Rosa Igay.

Nací en Logroño, donde me crie hasta que llegó el tiempo de marchar a estudiar Derecho a Zaragoza. Después preparé la oposición de Notario y actualmente ejerzo en Oviedo.

Estudié en el colegio de Escolapias, en la calle Vara de Rey de la capital riojana.

Ya desde pequeña me gustaba mucho escribir y participaba siempre en los concursos que se celebraban en las fiestas del colegio: especialmente eran pequeños relatos y cuentos, aunque a veces me arriesgué con algún poema. Todos ellos andan en un cuaderno en casa de mi madre que era la que guardaba estas cosas como un tesoro. Incluso en un par de ocasiones me publicaron artículos en el periódico “La Rioja” como premio del colegio por algún evento.

Cuando tenía 12 años, muy inspirada en las aventuras de “Los Cinco” que entonces yo devoraba, me atreví con un cuento entero, una gran aventura que protagonizábamos todas las niñas de mi clase, entonces el colegio todavía no era mixto. Me encargué yo misma de pasarlo a máquina, le hice dibujos, y con ayuda de mi hermano y una prensa casera, le puse tapas duras. Mi pequeño libro está en la estantería de mi casa en Logroño.

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Además de “Los cinco” leía muchas novelas de aventuras. Devoré los libros de Emilio Salgari: “Sandokán” y “El Corsario negro”, docenas de veces. Me gustaba mucho “La isla del tesoro” de Robert Louis Stevenson, o “Capitanes intrépidos” de Rudyard Kipling, los libros de cuentos de los Hermanos Andersen o Grimm. Recuerdo con cariño novelas como “Mujercitas” o “La pequeña Dorrit”.

No me cansaba nunca de leer, era mi regalo favorito de cumpleaños o de Reyes en casa de mis abuelos.

Rosa Igay

A medida que crecí cambiaron mis lecturas. Recuerdo en la adolescencia mi pasión por “La sombra del ciprés es alargada“ de Miguel Delibes, que leí en multitud de ocasiones, y «Orgullo y Prejuicio» de Jane Austen que me hacía soñar. Desde entonces y hasta ahora mis gustos son muy amplios. Disfruto con los clásicos de Dickens, de Tolstoi, de Dostoievski, las grandes novelas de Dumas, Wilkie Collins, Flaubert, Jane Austen, las hermanas Bronte, Galdós, Baroja, incluso algún Balzac y Stendhal se han colado en mi biblioteca. También la novela hispanoamericana que admiro tanto, sobre todo Vargas Llosa y Cortázar o García Márquez. Y he disfrutado mucho con la reina del suspense Agatha Christie.

Grandes autores del siglo XX que ya no están como Carlos Ruiz Zafón, José Luis Sampedro, Juan Marsé o Delibes.

Ahora tengo mis autores fetiches de los que leo todo lo que sale: Pérez Reverte, Lorenzo Silva, Javier Marías, Luis Landero, Eduardo Mendoza, David Trueba o mi paisano Andrés Pascual.

Y mis grandes escritoras: la desaparecida Ana María Matute, Carmen Riera, Rosa Montero, Julia Navarro, Alicia Giménez Bartlett, Kate Morton y tantas otras.

Me gustan las historias, las vidas que nos cuentan sus cosas. Todos tenemos algo que decir, lo que nos brota del alma, lo que nos hace pertenecer a un mundo en el que las ilusiones y los sentimientos conforman nuestra vida. Gracias, querido lector, por dejarme estar ahí, por dejarme contarte mis historias.

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Me gustan las historias, las vidas que nos cuentan sus cosas. Todos tenemos algo que decir, lo que nos brota del alma, lo que nos hace pertenecer a un mundo en el que las ilusiones y los sentimientos conforman nuestra vida. Gracias, querido lector, por dejarme estar ahí, por dejarme contarte mis historias.

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«Te dí mi vida» es la primera novela publicada de Rosa Igay. 

El desarrollo del libro nos lleva a la España de 1950, en la que nuestras protagonistas  descubrirán la nada fácil vida de una mujer en esa época.

Es un homenaje a las mujeres fuertes y valientes que durante muchos años vivieron sin ser vistas, pero con coraje, amor y fuerza alcanzaron lo que querían de la vida.